San Antonio del Táchira, 19 de marzo de 2008. Joaquín Pereira (Primera Hora).- Uno de los principales problemas que se viven en la frontera colombo venezolana es la devaluación de facto que tiene el bolívar frente al peso colombiano, lo que insita el contrabando de extracción, según la opinión del presidente de Fedecamaras Táchira, José Roso. Mientras el valor oficial de ambas monedas debería ser de 1000 pesos por 1 bolívar, en las calles de Cúcuta y San Antonio del Táchira la especulación genera una distorsión de casi el 60%, es decir, sólo cambian 422 pesos por 1 bolívar.
Roso exhortó al gobierno nacional a que en vez de anunciar el desplazamiento de militares a la frontera, como ocurrió cuando se generó el reciente conflicto entre Ecuador y Colombia, se aboque a enfrentar la banda de contrabandistas que son los principales responsables del desabastecimiento en la zona, no sólo de alimentos sino de una serie de productos vitales para la industria y el comercio venezolanos, que son vendidos en Colombia donde se obtienen mayores ganancias. “Hay una perdida de soberanía económica aquí en el Táchira impuesto desde el otro lado de la frontera”, acotó.
El líder de la confederación de empresarios de la región señaló que cualquier conflicto político entre Colombia y Venezuela genera un impacto en la población de nuestro país, sobre todo en el ámbito alimenticio. Para ejemplificar su posición, Roso señaló que sólo en huevos Venezuela importa de Colombia 40 millones de unidades al año. Así mismo ingresan importantes cantidades de pollo.
Para el alcalde del municipio Bolívar del estado Táchira, Juan Vicente Cañas, el principal problema de la frontera con Colombia es más bien el tráfico de vehículos y lo estrecho de las carreteras. “Estamos rescatando el proyecto de mejoramiento de la vía expresa entre San Antonio y Ureña para aligerar el congestionamiento vehicular en la frontera”.
Mientras que el cambio de moneda y la infraestructura vial son las principales preocupaciones de las autoridades del Táchira, el pueblo llano le inquietan fuertemente otros temas como son el aumento del sicariato y el cobro de vacuna por parte de grupos irregulares colombianos.
Algo que sorprende a los visitantes del eje fronterizo San Antonio – Cúcuta es la sorprendente diferencia de desarrollo entre ambas ciudades vecinas. Mientras que la colombiana se nota modernizada y cuidada, con amplios centros comerciales y seguridad policial, la venezolana se nota atrasada y descuidada.
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