Consideran que los salarios se igualarían hacia abajo con el nuevo esquema y denuncian no haber sido tomados en cuenta en la elaboración del mismo. Planifican acciones legales y manifestaciones de calle para los próximos días
Caracas, 24 de abril de 2008. Joaquín Pereira (Primera Hora).- Representantes de los sindicatos de trabajadores del sector cultural exigen al ministro Francisco Sesto que no se aplique el nuevo tabulador de salarios aprobado por su despacho el pasado 8 de abril y que entraría en vigencia a partir del 30 de abril.
Por la Federación Nacional de los Trabajadores de la Cultura la vocera fue Teresa Zottola; por los trabajadores del Celarg, José Vivas; por los del Teatro Teresa Carreño, Luis Borges; por los de los museos, Jorge Moreno; por SintraMaelca, Jesús Montilla y por los del Instituto de Patrimonio Cultural, Celsa Ortiga.
Denunciaron no ser tomados en cuenta a la hora de la construcción de la nueva escala de salarios, y señalaron que una empresa asesora externa al ministerio fue la encargada de hacer el estudio.
Consideran que con la nueva tabulación se desmejora el ingreso de por lo menos 5000 empleados del sector.
Se establecieron en asamblea permanente hasta recibir una respuesta del ministro Sesto. Anuncian que interpondrán acciones legales en contra de la resolución ministerial aprobatoria del tabulador por considerarla anticonstitucional. En los próximos días efectuarán también manifestaciones de calle.
Otras denuncias
Los voceros de los trabajadores de la cultura denunciaron también que el despacho presidido por el arquitecto Sesto viola la autonomía de las fundaciones culturales al no permitírseles nombrar internamente a sus directivos.
Piden al Ministerio del Trabajo que agilice la discusión del contrato colectivo del sector, cuyo pliego de propuestas de los trabajadores ya fue admitido en agosto pasado por la Inspectoría del trabajo.
Señalaron que buena parte de los trabajadores de la cultura están “tercerizados”, es decir contratados a destajo, lo que los sitúa en estado de vulnerabilidad pues temen hacer reclamos por miedo a ser despedidos. Como caso puntual señalaron a los integrantes de la llamada Misión Cultura.