Caracas, 27 Nov 2007. Joaquín Pereira (Primera Hora).- En la mesa de cada hogar de Venezuela ha estado presente desde épocas ancestrales un alimento cuya forma le rinde homenaje al sol, según Mariano Picón Salas, y que se ha convertido en el pan nuestro de cada día para los venezolanos: la arepa.
El nombre que designa este plato típico del quinto país exportador de petróleo del mundo es Erepa, término de origen indígena, más específicamente de la etnia Cumanagoto, que significa maíz tierno y que también hace referencia a la alimentación en general.
Un periodista venezolano, Pedro Bereciartu ha dedicado gran parte de su vida profesional a investigar sobre este icono de la alimentación en la llamada Tierra del Arauca vibrador, convirtiéndose en un verdadero arepólogo. De origen barquisimetano, se dirigió a Caracas a estudiar Comunicación Social en la Universidad Central de Venezuela (UCV).
Luego, gracias a una beca de estudios otorgada por la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho (Fundayacucho), pudo viajar a Francia para estudiar Cinematografía en la Universidad de la Sorbonne Nouvelle. Realizó una trilogía de documentales sobre el tema: La arepa, el pan venezolano; Erepa, el pan cumanagoto, y El Arepazo, arepas rellenas. Según Bereciartu la arepa venezolana se encuentra unida por su origen, aunque separada por su forma, con la tortilla mejicana, con el bollo colombiano y con la uminta de los chilenos.
En su investigación estableció que la harina precosida con que actualmente se hacen las arepas fue descubierta por un inmigrante portugués que trabajaba en un molino de maíz que supo sacarle el provecho a lo que con anterioridad se desechaba.
Asimismo encontró que el origen de las areperas también fue idea de los portugueses que llegaron al país desde la década de los años 50 y crearon un concepto de negocio a partir de lo que hacían las mujeres en las zonas rurales, quienes le hacían arepas rellenas a sus maridos para que estos comieran durante la jornada de trabajo.
El arepólogo comentó que mientras los mexicanos tienen metido hasta en los tuétanos su tortilla, lo mismo no ocurre con la arepa para los venezolanos. "Si en México falta un día la tortilla estalla una guerra civil. Si ocurre eso en Venezuela con las harinas precocidas la gente protesta pero no pasa la situación más allá", opinó.
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